El verano es la época perfecta para disfrutar de la familia. Es el momento del año en que los niños tienen más tiempo libre y en el que más se puede aprovechar su compañía: ¿por qué no introducirles también en algunas de tus aficiones?
Hacer yoga con tus hijos es una manera genial de estrechar lazos, pero también de mostrarles una práctica beneficiosa y que les divertirá. Además, si hay unas personas receptivas y con la mente abierta, ¡esas son los niños! Si te interesa acercar esta pasión a los más pequeños, os invitamos a seguir leyendo.
5 Claves para hacer yoga con tus hijos
1) Compartid la rutina de yoga: este es el motivo por el que empezar en verano, ya que es el momento con más tiempo libre para todos. Lo ideal es realizar juntos los asanas y las meditaciones, hacer el mismo tipo de ejercicios a la vez. Así será más sencillo tanto enseñar como generar el interés en ellos a través de la práctica, ya que verán que es algo que a ti realmente te gusta.
2) Empieza por cosas sencillas: no puedes pretender que se pongan a tu nivel desde el primer momento ni que realicen ejercicios demasiado largos. Es mejor comenzar por recitar mantras, escuchar mantras o cuencos tibetanos, de la misma manera que explicar tus experiencias al practicar o contar pequeños cuentos inspirados por los principios del yoga, ¡hay muchos libros y son fáciles de encontrar!
3) Usad la imaginación y pasadlo bien juntos: los asanas, movimientos y mantras del yoga pueden introducirse fácilmente en pequeños juegos a través de cuentos o aventuras que improviséis juntos sobre la marcha. Un ejemplo interesante es el propio saludo al sol, ya que resulta fácil de comprender la importancia de esta estrella en nuestra vida y la del planeta. Es recomendable no convertir la actividad en una clase de profesor-alumno, sino que todos puedan guiar y en este sentido, ¡la imaginación de los niños es un gran aliado!
4) Enseña a respirar: es uno de los grandes beneficios del yoga y compartirlo con tus hijos es todo un regalo. Con respiraciones profundas, no solo tomarán conciencia acerca de inspirar-espirar correctamente, sino que es una manera de calmarse y concentrarse. Al aprender esto, ganarán una herramienta para buscar tranquilidad siempre que lo necesiten.
5) Crece junto a tus hijos: mantén la práctica después del verano, encuentra un hueco para avanzar y evolucionar. La regularidad es clave y, si has logrado fijar una rutina de yoga, aprovéchala durante todo el año. Será muy motivador ver los avances de los pequeños, pero también ellos se fijarán en tu propio crecimiento y les gustará experimentarlo. Será, además, un gran nexo para la relación padres-hijos.
Aprovecha este verano para hacer yoga con tus hijos. Si lo introduces como una práctica divertida, siguiendo las claves anteriores, lograrás que se interesen y querrán continuar aprendiendo junto a ti. ¿Qué opinas? Si ya lo has intentado, ¡cuéntanos tu experiencia!
Respira, Enfoca, Medita, Siente.
Hasta la próxima.
Aum!
