Semanas atrás, al acercarte algunos consejos para empezar a meditar, tan solo indiqué que basta con una postura correcta y cerrar los ojos para iniciarse en esta práctica. Si ya tienes algo más de experiencia y quieres descubrir nuevas opciones, ¡sigue leyendo!
Zazen: la milenaria postura de meditación zen
Zazen significa, literalmente, meditación sentada. En conjunto, se trata de la disciplina de meditación del budismo zen, aunque en este caso nos centraremos en su característica postura.
La postura de zazen puede rastrearse más allá del segundo milenio a.C., se ha extendido a distintas corrientes del budismo y es habitual en el yoga. El motivo es que facilita mucho la concentración gracias a su sencillez, comodidad y paz que aporta.
Para realizar la postura de zazen correctamente, es recomendable la utilización del zafu, un cojín tradicional redondo que ayuda a mantener la columna erguida, a lograr una correcta curva lumbar y que permite situar las rodillas sobre el suelo.
Respecto a este último punto, lo habitual es que el zafu se sitúe sobre un zafutón, un cojín más amplio y delgado que evita dañarnos las rodillas. Como alternativa, puede bastar con utilizar una alfombra gruesa, una manta o telas similares.
Según vayas dominando la postura de zazen, puedes buscar posiciones más complejas para las piernas, desde el cuarto de loto hasta el completo. Pero lo mejor es comenzar por lo básico: la postura birmana.
La clave es sentarse con los isquiones sobre el zafu y apoyar las rodillas sobre el zafutón. Las piernas, cruzadas, se repliegan hacia dentro, con la planta del pie izquierdo en contacto con el zafu y el pie derecho delante.
Por su parte, el tronco debe quedar erguido, pero respetando la curvatura natural: no debe forzarse buscando una rectitud artificial. La pelvis se orienta ligeramente hacia delante, el mentón debe quedar un poco hacia el interior y la coronilla claramente hacia arriba. La cabeza, de esta manera, queda centrada.
Para completar la postura de zazen, se realiza el llamado mudra cósmico, que ayuda a no crear tensiones en el cuerpo. ¿Por qué? Porque se trata de situar las manos en el regazo, en contacto con los pies y en paralelo al suelo. La mano derecha se sitúa primera, boca arriba, y sobre ella la izquierda, con los dedos unos sobre otros menos los pulgares, cuyas yemas están en contacto.
Esta primera postura de zazen te ayudará a profundizar en la meditación. Lo más recomendable es aprender a realizar la conocida como birmana correctamente y, a partir de ahí, avanzar con la supervisión de un instructor. En todo caso, ¡verás que resulta más sencillo concentrarte y tus meditaciones son más profundas!
Shavasana: de la relajación a la meditación
Shavasana o Mrtasana es el asana con el que suele finalizarse una sesión de yoga, pero tiene entidad por sí misma y resulta muy útil para meditar por el gran estado de relajación que logra generar.
Como asana, no necesita demasiadas explicaciones: es la postura del cadáver. El cuerpo queda tumbado boca arriba, con la cabeza bien centrada y la columna vertebral correctamente alineada. Si genera molestias en el cuello, se recomienda utilizar un pequeño cojín o una mantita doblada.
Las palmas de la mano miran hacia arriba y los dedos se relajan, con los brazos separados del cuerpo. Al mismo tiempo, las piernas quedan un poco abiertas.
La clave de shavasana es llegar a una gran relajación y eliminar las tensiones de los músculos. Para ello, ayuda ir repasando mentalmente cada parte de nuestro cuerpo, al tiempo que introducimos respiración consciente para ir liberando la mente.
Los efectos de esta postura cuando logramos mantenerla más de 10 minutos son muy potentes: disminuyen las pulsaciones, la tensión arterial y muscular, los ritmos de respiración o el consumo de oxígeno. Esto ayuda a reducir la ansiedad, mejora la concentración y aumenta la energía.
De esta manera, shavasana genera un estado ideal para la meditación. ¿Lo has probado alguna vez? Te animo a incluir este asana en tu rutina de yoga o al meditar. También a probar la postura de zazen y a investigar, junto a un maestro de confianza, sus posibles variantes. Verás como mejora, cada día, la experiencia de la meditación. ¡Cuéntamelo!
Respira, Enfoca, Medita, Siente.
Hasta la próxima.
Aum!