El Camino de Santiago por Judith Tomas

El Camino de Santiago

Hace unas semanas tuve la oportunidad de realizar un sueño pendiente, recorrer el Camino de Santiago. Una experiencia que me dejó muchas reflexiones y que quiero compartirlas contigo.

El Camino de Santiago reflexiones

 

Empezamos el recorrido por la localidad de Tui, desde el lado portugués, de donde nos esperaban 117 kilómetros de caminos por la profunda y verde Galicia. En total caminamos durante 5 días, aproximadamente 25 km diarios hasta nuestra meta final en la ciudad de Santiago de Compostela, en la plaza do Obradoiro frente a la majestuosa catedral.

El primer día, partiendo de Tui, nuestra mente estuvo entretenida en la búsqueda de las flechas amarillas y de las conchas que marcan e indican el camino a seguir. Me impresionó que a medida que avanzaba la jornada, con mayor rapidez y habilidad encontrábamos las flechas e indicaciones del camino.

Eso me llevó a la reflexión  de que en nuestro día a día cuando enfocamos la mente en algo durante un tiempo, fácilmente conseguimos lo que buscamos.

El Camino de Santiago mi experiencia

 

El segundo día  entre subidas y bajadas de montañas, por extraordinarios caminos boscosos y entrando y saliendo de hermosos pueblos, me di cuenta que en realidad no sabíamos por donde teníamos que ir, que simplemente confiábamos en unas indicaciones que nos llevaban a una meta determinada.

En esta oportunidad, la incertidumbre del camino me hizo ver que toda esta nueva aventura en realidad era un “Acto de fe”, ya que a ciegas íbamos descubriendo un camino, con la certeza de que lograríamos llegar a Santiago de Compostela.

Tal cual como en la vida misma; cuando nos sentimos abrumados, son los actos de fe los que te mueven de un lugar a otro, con la certeza de que vas a conseguir aquello que te propones.

En el tercer día, tuvimos una muy divertida experiencia, que también nos hizo pensar. Mi estimada amiga y yo íbamos caminando a un ritmo activo, ágil y dinámico y mientras hablábamos los kilómetros iban pasando rápidamente, casi sin darnos cuenta. Lo curioso es que en las encrucijadas teníamos que pararnos a esperar a nuestras parejas, que muy felizmente venían caminando a ritmo de “vals”… tranquilos, lentos, riéndose, pero seguros.

Esto  me hizo reflexionar que en la vida todos tenemos un ritmo propio y diferente para llegar a un mismo lugar. Y que no importa si apuras o no a una persona a hacer algo, ella lo hará o llegará en el momento justo que le corresponda.

Mi Camino de Santiago toda una experiencia

El cuarto y penúltimo día, tuve que pararme en un pueblito, y comprar un bastón para caminar entre los desniveles del terreno (Sobre todo en las subidas). Cuando empecé a usarlo, me di cuenta que con un buen apoyo el camino se hacía muchísimo más fácil.

Esto me trajo a la reflexión que en nuestra vida, para consolidar proyectos, ideas o incluso el propio día a día, se hace mucho más cómodo cuando tenemos bases fuertes y firmes, y por descontado cuando conseguimos sólidos apoyos para caminar con paso seguro por la vida.

Mi Camino de Santiago la experiencia la reflexión

 

Finalmente el último día fue la gran llegada. La consolidación de una meta, la alegría de alcanzar un sueño y materializarlo en la realidad.

La certeza de que paso a paso se puede consolidar una idea, propósito o fin. El saber que de ti, y solo en ti, está la magia del universo que conspira para hacer que las cosas sucedan.

Esa emoción de ver a lo lejos el campanario de la catedral, y de verlo cada vez más cerca, hasta poder tocarlo, es la confirmación de que en la vida por mucho que veas las cosas lejos puedes trabajar y enfocarte para hacerlas tuyas.

Mi Camino de Santiago la experiencia de llegar

 

En definitiva esta fue una graaaan experiencia. Se pueden hacer muchísimas reflexiones más, porque la vida con su sabiduría constante nos pone las pistas delante en cada momento para aprender de ellas.

Cada quien a su ritmo, sin presión, escuchando el susurro de su voz interior tiene las respuestas a todas las interrogantes que se hagas.

Solo hace falta,
Respirar, Enfocar, Meditar y Sentir.
…todo llega.

Hasta la próxima.
Aum!

 

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